La Divina Misericordia es uno de los aspectos más importantes de la fe cristiana, y Jesús le reveló a Santa Faustina muchas verdades sobre esta virtud divina. En sus escritos, Santa Faustina registró las visiones y los mensajes que recibió de Jesús acerca de la Misericordia, y estas revelaciones son valiosas para ayudar a los cristianos a comprender la importancia y la profundidad de la Misericordia de Dios. En este artículo descubrirás las 17 cosas que Jesús le reveló a Santa Faustina sobre la Divina Misericordia.
Jesús le reveló a Santa Faustina que la Misericordia de Dios es infinita e inagotable, y siempre está disponible para aquellos que buscan arrepentirse de sus pecados y acercarse a Él en la fe. Como escribió Santa Faustina en su diario: “La Misericordia de Dios es infinita e inagotable, y está siempre disponible para aquellos que buscan arrepentirse de sus pecados y acercarse a él en la fe” (Diario, § 1448). Dios ama a todos sus hijos incondicionalmente, y su misericordia es mayor que cualquier pecado o debilidad humana.
Jesús le reveló a Santa Faustina, en su diario, que la Misericordia es la fuerza más grande del universo y que es capaz de transformar vidas y sanar heridas. Según él, “La Misericordia de Dios puede disolver los pecados más profundos y sanar las heridas más profundas del corazón” (Diario, § 1448). Cuando abrimos nuestro corazón a la Misericordia de Dios, permitimos que Él nos transforme y nos lleve a la santidad. (Diario, §1146).
Según las revelaciones de Jesús a Santa Faustina, la Misericordia es la clave de la salvación. En su diario, Santa Faustina escribió sobre la importancia de la Misericordia para alcanzar la salvación. Ella escribió: “La misericordia es la puerta por la que entramos en la salvación. A través de ella recibimos la gracia y la fuerza necesarias para cambiar nuestras vidas y acercarnos a Dios”. A medida que buscamos la Misericordia de Dios y permitimos que nos toque, somos liberados de los pecados y de la esclavitud del pecado, y encontramos la paz y el gozo que provienen de estar en comunión con Dios.
Jesús reveló a Santa Faustina en su diario que la Misericordia de Dios es más fuerte que el pecado, y que incluso los pecados más graves no pueden impedir la acción de la Misericordia de Dios en nuestras vidas. Según Santa Faustina, “Nada es tan grande que la Misericordia de Dios no pueda perdonar. No hay pecado que pueda ser más pesado que la Misericordia de Dios” (Diario, ítem 1146). La Misericordia de Dios puede curar heridas, perdonar pecados y liberar ataduras.
Jesús le reveló a Santa Faustina, en su diario, que la forma en que tratamos a los demás es un reflejo del amor misericordioso de Dios en nosotros. Según él, “Cuando somos misericordiosos con los demás, estamos reflejando la Misericordia de Dios y trayendo Su presencia al mundo” (Diario, §742). Debemos buscar ser misericordiosos con todos, especialmente con aquellos que más necesitan nuestra ayuda. (Diario, §1142).
Jesús reveló a Santa Faustina, en su diario, que la Santísima Eucaristía es el medio por el cual Dios despierta la Misericordia en nosotros. Según él, “Cuando recibimos la Santísima Eucaristía, recibimos al mismo Cristo, y Él renueva en nosotros la gracia del Bautismo y nos fortalece en la fe” (Diario, § 1396). Además, “La Santísima Eucaristía es la fuente y el centro de la vida cristiana” (Diario, §1397) y debe celebrarse con amor y reverencia. La Santísima Eucaristía es un sacramento de amor y misericordia, y es a través de ella que podemos renovar nuestra unión con Dios y con nuestros hermanos y hermanas en la fe. (Diario, §1332).
Jesús enseñó a Santa Faustina, en su diario, que la oración es el puente entre nosotros y la Misericordia de Dios. A través de la oración, podemos ponernos en contacto con la divinidad y sentir Su amor y compasión por nosotros. Según Jesús, “La oración es el aire que respira el espíritu, y la Misericordia de Dios es el sol que ilumina y calienta a todos los que la buscan” (Diario, § 1319). A medida que buscamos la Misericordia a través de la oración, nos hacemos más conscientes de nuestra necesidad de ella y somos más capaces de recibirla y difundirla por el mundo. (Diario, §1754).
Jesús reveló a Santa Faustina, en su diario, que la Misericordia de Dios se extiende a todos los aspectos de la vida, incluidas las obras de misericordia corporales y espirituales. Afirmó que “El amor misericordioso que se difunde a través de las obras de misericordia corporales y espirituales es un reflejo del amor misericordioso de Dios” (Diario, §742). Por eso, debemos ser constantes en nuestras acciones de ayuda a los necesitados y de oración por las almas. Como escribió Santa Faustina, “La Misericordia de Dios es como un río que fluye y se extiende, y las buenas obras son las aguas que fluyen, trayendo paz y alegría a todos los que se encuentran en su camino” (Diario, §1578).
Jesús le reveló a Santa Faustina, en su diario, que la oración es un medio por el cual la Misericordia de Dios se manifiesta en nuestras vidas. Según él, “la oración es el secreto de la vida divina en nosotros” (Diario, § 1319). Cuando oramos con sinceridad y humildad, nos acercamos a Dios y experimentamos la profundidad de Su Misericordia. Debemos ser persistentes en la oración, buscando la gracia de un corazón abierto al amor de Dios. Jesús también le enseñó a Santa Faustina que la oración es el arma más poderosa que tenemos contra el mal y que a través de la oración podemos traer paz y sanación al mundo.
Según el diario de Santa Faustina, Jesús afirmó que la misión de todos los cristianos es ser un canal de transmisión de la Misericordia divina al mundo. En su diario, § 1074, afirma: “Deseo que hagáis el bien a todos, especialmente a los pecadores, y que compartáis con ellos Mi Misericordia”. Para cumplir esta misión, debemos esforzarnos por ser siempre misericordiosos y amables con los demás, buscando llevar alegría y consuelo a todos aquellos con quienes interactuamos.
Jesús le reveló a Santa Faustina que la Misericordia de Dios es la luz que ilumina el camino de los pecadores y que quienes se acercan a él con humildad y arrepentimiento encontrarán el perdón y la paz. También enseñó que la Misericordia de Dios es un puente que lleva a los pecadores de vuelta al corazón de Dios, donde encontrarán sanidad y renovación. (Diario, §1485). Siempre debemos tener presente que la Misericordia de Dios es más fuerte que cualquier pecado y que Él siempre está dispuesto a perdonarnos y llevarnos de vuelta a Su amor.
Jesús enseñó a Santa Faustina, como consta en su diario, que la Misericordia de Dios se manifiesta en nuestra caridad hacia los pobres. Debemos ser generosos con los necesitados, compartiendo con ellos lo que tenemos y ayudándolos en sus necesidades. Según Santa Faustina, la caridad hacia los pobres es una forma concreta de expresar la Misericordia de Dios al mundo.
La Misericordia de Dios se manifiesta en nuestra perseverancia en la fe. Según el diario de Santa Faustina, cuando enfrentamos desafíos y adversidades, debemos confiar en la Misericordia de Dios y permanecer firmes en nuestra fe. La Misericordia de Dios nos sostiene y nos da fuerzas para superar las dificultades, como enseñó Jesús a Santa Faustina.
Jesús enseñó a Santa Faustina que la Misericordia de Dios se refleja en nuestra humildad. Debemos ser humildes, reconociendo nuestras debilidades y necesidad de Dios. La humildad es una virtud que abre nuestro corazón a la Misericordia de Dios y nos permite experimentarla más profundamente.
Jesús enseñó a Santa Faustina que la Misericordia de Dios se expresa en nuestra compasión. Debemos tener compasión por los que sufren, compartir su dolor y ayudarlos con sus necesidades. La compasión es una forma de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, reflejando la Misericordia de Dios al mundo.
Jesús le reveló a Santa Faustina que la Misericordia de Dios se concede en la confesión. Aquellos que confiesan sus pecados y se arrepienten sinceramente encontrarán la Misericordia de Dios y el perdón de sus pecados. La confesión es un sacramento sagrado que nos permite experimentar la profundidad de la Misericordia de Dios.
Finalmente, Jesús le reveló a Santa Faustina que la Misericordia de Dios se otorga en la Eucaristía. La Eucaristía es el sacramento más importante de nuestra fe, donde recibimos el Cuerpo y la Sangre de Jesús. A través de la Eucaristía, podemos experimentar la Misericordia de Dios de una manera profunda y significativa.
Las 17 cosas que Jesús le reveló a Santa Faustina sobre la Divina Misericordia son una valiosa fuente de enseñanza e inspiración para quienes buscan profundizar su relación con Dios. A medida que estudiamos y practicamos estas verdades, podemos aprender más sobre la naturaleza de Dios y cómo quiere relacionarse con nosotros. Además, al comprender la importancia de la misericordia en nuestras vidas, podemos ser instrumentos de transformación y sanación para quienes nos rodean. Busquemos siempre vivir la misericordia de Dios y compartirla generosamente con quienes nos rodean.
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