La historia de Job es una de las más conocidas e impactantes de la Biblia. Job era un hombre rico y justo, temeroso de Dios y apartado del mal. Sin embargo, Dios permitió que Satanás lo probara y Job perdió todo lo que tenía: su familia, sus posesiones y su salud. Job estaba tan conmocionado que incluso maldijo el día en que nació.
Durante la mayor parte del libro, Job y sus amigos discuten las posibles razones de su sufrimiento, tratando de encontrar una explicación lógica para lo sucedido. Pero es solo al final del libro que Dios se revela a Job, respondiéndole directamente. La respuesta de Dios comienza en Job 38:1-11, donde le habla directamente a Job:
“Entonces el Señor respondió a Job en medio de la tormenta. Dijo: ‘¿Quién eres tú para cuestionar mi sabiduría con tu ignorancia? ¡Vístete como un hombre y prepárate para una conversación conmigo! ¿Dónde estabas cuando yo puse los cimientos de tierra? Dime, si tanto sabes. ¿Quién determinó sus dimensiones y extendió sobre ella cordel de medir? ¿Y cuáles fueron sus bases fijadas? ¿Quién puso la piedra angular de su fundamento, cuando las estrellas del alba alababan juntas y todos los ángeles hacían gritar de júbilo?'” (Job 38:1-7)
En este pasaje, Dios le muestra a Job su soberanía y control absoluto sobre todas las cosas. Interroga a Job sobre su presencia durante la creación del mundo y lo pone en su lugar, recordándole que la sabiduría y el conocimiento de Dios son mucho mayores que los de cualquier ser humano.
Además, Dios le recuerda a Job que Él es el creador del universo y que sustenta y gobierna todas las cosas. No tenemos control sobre nuestras vidas, y nuestra sabiduría es limitada. Dios, por otro lado, sabe todas las cosas y tiene un plan para todo lo que sucede, incluso si no podemos entender completamente ese plan.
Este pasaje de Job 38:1-11 nos enseña que aunque el sufrimiento es difícil ya menudo doloroso, debemos confiar en la soberanía de Dios y en su amor por nosotros. Puede que no entendamos completamente los propósitos de Dios en nuestro sufrimiento, pero podemos estar seguros de que Él tiene el control y que está trabajando para nuestro bien. A veces esto puede significar que necesitamos humillarnos y reconocer nuestra ignorancia, confiando plenamente en la sabiduría de Dios.
En resumen, el pasaje de Job 38:1-11 nos muestra que Dios es soberano en todas las cosas, incluido el sufrimiento. Podemos confiar en su sabiduría y amor, incluso cuando las cosas parecen difíciles y sin sentido.
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