Juan el Bautista fue un profeta importante que predicó a orillas del río Jordán, llamando a la gente al arrepentimiento y bautizándolos como señal de limpieza de sus pecados. Era bien conocido por su fuerte predicación y su austera vida en el desierto. En Juan 1:29, Juan el Bautista testifica acerca de Jesús, llamándolo el “Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Pero qué significa eso?
Para entender el significado de este testimonio, necesitamos entender el contexto en el cual fue dado. Juan el Bautista estaba predicando sobre la venida del Mesías, el que traería la salvación al pueblo de Israel. Él mismo reconoció que no era el Mesías, sino que había sido enviado para prepararle el camino (Juan 1:23). Cuando Jesús se acercó a él para ser bautizado, Juan Bautista lo reconoció como el Mesías esperado y dio su testimonio.
Al llamar a Jesús el “Cordero de Dios”, Juan el Bautista se refería a un importante símbolo del Antiguo Testamento. En la tradición judía, el cordero se usaba como sacrificio para expiar los pecados. La pascua judía, por ejemplo, se celebraba con el sacrificio de un cordero para recordar la liberación del pueblo de Israel de Egipto. Juan el Bautista estaba afirmando que Jesús sería el sacrificio perfecto que quitaría el pecado del mundo. Con su muerte en la cruz, pagaría el precio de nuestros pecados y nos reconciliaría con Dios.
El testimonio de Juan el Bautista es importante porque fue un profeta reconocido por los judíos como una voz autorizada para hablar sobre la venida del Mesías. Al testificar acerca de Jesús, confirmó su identidad como el Mesías esperado. Además, el testimonio de Juan el Bautista muestra la importancia del arrepentimiento y la limpieza de los pecados para que podamos recibir la salvación en Jesús. Él mismo dijo: “Yo mismo no lo conocía, pero la razón por la que vine bautizando con agua fue para que él se manifestara a Israel” (Juan 1:31).
Para los cristianos, el testimonio de Juan el Bautista sobre Jesús es un recordatorio de la obra salvadora de Cristo en la cruz. Él es el Cordero de Dios que quitó el pecado del mundo y nos dio vida eterna. Por él podemos reconciliarnos con Dios y tener la esperanza de la salvación. Como Juan Bautista, estamos llamados a dar testimonio de Jesús y anunciar su mensaje de salvación al mundo.
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