Evangelio de hoy – Jueves, 7 de marzo de 2024 – Lucas 11,14-23 – Biblia católica

Primera Lectura (Jr 7,23-28)

Lectura del Libro del Profeta Jeremías.

Así dice el Señor: Dí a este pueblo: Escuchad mi voz, así seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo; y seguid adelante por todo el camino que os indique para ser felices. Pero no escucharon ni prestaron atención; al contrario, siguiendo las malas inclinaciones del corazón, retrocedieron y no avanzaron, desde el día en que sus padres salieron de Egipto hasta hoy. A todos envié a mis siervos, los profetas, y los envié cada día, comenzando muy temprano; pero no escucharon ni prestaron atención; al contrario, se obstinaron en el error, procediendo aún peor que sus padres. Si les hablas todas estas cosas, no te escucharán, y si los llamas, no te responderán. Dirás entonces: Esta es la nación que no escuchó la voz del Señor, su Dios, y no aceptó corrección. Su fe murió, fue arrancada de su boca.

— Palabra del Señor.

— Gracias a Dios.

Evangelio (Lc 11,14-23)

— PROCLAMACIÓN del Evangelio de Jesucristo según San Lucas.

— Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús estaba expulsando a un demonio que era mudo. Cuando el demonio salió, el mudo empezó a hablar, y las multitudes quedaron admiradas. Pero algunos decían: “Es por Belzebú, el príncipe de los demonios, que él expulsa a los demonios.” Otros, para tentar a Jesús, le pedían una señal del cielo. Pero, conociendo sus pensamientos, Jesús les dijo: “Todo reino dividido contra sí mismo será destruido; y caerá una casa sobre otra. Ahora bien, si Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo podrá subsistir su reino? Vosotros decís que es por Belzebú que expulso a los demonios. Si es por medio de Belzebú que yo expulso demonios, ¿vuestros hijos los expulsan por medio de quién? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si es por el dedo de Dios que expulso a los demonios, entonces ha llegado a vosotros el Reino de Dios. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su casa, sus bienes están seguros. Pero, cuando llega un hombre más fuerte que él, lo vence, le quita la armadura en la que confiaba, y reparte lo que ha robado. El que no está conmigo, está contra mí. Y el que no recoge conmigo, dispersa.

— Palabra de la Salvación.

— Gloria a ti, Señor.

Reflejando la Palabra de Dios

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Hoy nos reunimos aquí en esta iglesia para reflexionar sobre la Palabra de Dios y cómo se aplica a nuestras vidas diarias. Al mirar las pasajes bíblicos elegidos para hoy, somos desafiados a sumergirnos en la profundidad de las Escrituras y comprender la importancia de vivir de acuerdo con los enseñanzas de Dios.

Imagina, por un momento, que estás en un día común de trabajo o estudio. Estás rodeado de colegas, amigos y familiares, cada uno con su propia carga de preocupaciones, alegrías y desafíos. Es en este contexto que las palabras de Jeremías nos impactan: “Esta es la nación que no escuchó la voz del Señor su Dios” (Jr 7,28).

Esta declaración de Jeremías resuena en nuestra sociedad actual, donde a menudo olvidamos escuchar la voz de Dios. Estamos tan ocupados con nuestras vidas agitadas, nuestras ambiciones personales y las distracciones del mundo que descuidamos nuestra relación con Dios y la obediencia a sus mandamientos.

Pero Dios nos está llamando hoy a volver a Él, a escuchar su voz y seguir sus caminos. Nos invita a una vida de obediencia y comunión con Él. Y es en el Evangelio de Lucas donde encontramos un poderoso ejemplo de esta obediencia.

En el evangelio de hoy, Jesús expulsa a un demonio de un hombre mudo, y la multitud queda maravillada. Pero algunos de los presentes comienzan a cuestionar la autoridad de Jesús, atribuyendo sus milagros al poder de Belzebú, el príncipe de los demonios. Jesús les responde con palabras fuertes: “Si es por el dedo de Dios que expulso a los demonios, entonces ha llegado a vosotros el Reino de Dios” (Lc 11,20).

En esta respuesta, Jesús nos muestra que el Reino de Dios está presente en su persona y en su misión. Él es el Hijo de Dios, el Mesías prometido, y tiene autoridad sobre todo el mal. Él vino para liberar a los cautivos, sanar a los enfermos y traer la salvación a todos.

Al mirar este pasaje, podemos sacar algunas lecciones importantes para nuestra vida cotidiana. Primero, al igual que Jesús expulsó al demonio y liberó al hombre mudo, también estamos llamados a reconocer y enfrentar las fuerzas del mal en nuestras vidas. A menudo nos encontramos luchando contra tentaciones, vicios y malos hábitos que nos alejan de Dios. Necesitamos tener valentía y buscar la liberación que solo Jesús puede ofrecernos.

Además, Jesús nos desafía a no ser indiferentes a su presencia y a su poder. Él dice: “Quien no está conmigo, está contra mí” (Lc 11,23). No podemos quedarnos en la cerca, sin elegir verdaderamente seguir a Cristo. Debemos tomar una posición clara y comprometida con Él, reconociendo que Él es el Señor de nuestras vidas.

En nuestra vida diaria, puede ser tentador buscar soluciones superficiales para nuestros problemas o confiar en nuestras propias fuerzas. Pero Jesús nos recuerda que solo Él tiene el poder de liberarnos verdaderamente y traernos la paz que tanto deseamos. Debemos estar dispuestos a contar con Él en todas las áreas de nuestras vidas, buscando su voluntad y confiando en su amor.

Y ahora, hermanos y hermanas, preguntémonos: ¿cómo podemos aplicar estas lecciones en nuestras vidas cotidianas? ¿Cómo podemos ser verdaderos discípulos de Jesús, siguiendo su autoridad y viviendo de acuerdo con sus enseñanzas?

Una manera es a través de la repetición estratégica y el refuerzo de temas clave. Así como un músico repite una melodía para enfatizar su belleza, también debemos repetir los principios espirituales para que se graben en nuestros corazones y se conviertan en parte de quienes somos.

Por ejemplo, cuando Jesús dice: “Quien no está conmigo, está contra mí” (Lc 11,23), nos está recordando la importancia de tomar una posición clara con respecto a Él. Podemos repetir esta frase en nuestras mentes todos los días, recordándonos que no podemos ser indiferentes a su presencia en nuestras vidas. Debemos elegir estar con Él, renunciando a todo lo que nos aleja de Él.

Además, podemos utilizar metáforas e imágenes visuales para hacer que el mensaje sea más vívido y memorable. Por ejemplo, podemos imaginar a Jesús expulsando al demonio del hombre mudo como un símbolo del poder de Cristo para liberarnos de las cadenas del pecado y del mal. Esta imagen nos ayuda a comprender la magnitud de la obra de Jesús y nos inspira a confiar en Él para nuestra propia liberación.

Otra forma de aplicar estas lecciones es a través de la reflexión personal y la acción práctica. Los invito a cada uno de ustedes a reservar un momento de silencio en sus vidas diarias, para conectarse con Dios, escuchar su voz y discernir su voluntad. Permitan que Dios hable a sus corazones y les muestre áreas en las que necesitan rendirse a Él y confiar en su poder.

Además, los desafío a actuar de acuerdo con estas lecciones. Tal vez haya personas en sus vidas que estén luchando contra el mal y necesiten su ayuda y aliento. Sean instrumentos de Dios para traer liberación y sanidad, compartiendo el amor y la verdad de Cristo con los demás.

Y, finalmente, hermanos y hermanas, los animo a vivir con esperanza, gracia y amor. Recuerden que Jesús es el camino, la verdad y la vida, y que en Él encontramos la plenitud de la alegría y la paz. No importa cuáles sean los desafíos que enfrenten, pongan su confianza en Dios y permitan que Él guíe sus pasos.

Que podamos ser una comunidad de discípulos fieles, dispuestos a escuchar la voz de Dios y seguir sus caminos. Que nuestras vidas sean un testimonio vivo del poder transformador de Cristo en nosotros. Y que, al rendirnos a Él, experimentemos la verdadera libertad y la plenitud de la vida abundante que Él nos ofrece.

Que Dios los bendiga a todos y les dé la gracia de vivir de acuerdo con su voluntad. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.