La venganza del Señor es un tema recurrente en la Biblia, pero a menudo puede ser malinterpretado o incluso causar temor en las personas. Sin embargo, es importante recordar que la justicia divina siempre es justa, amorosa y equilibrada.
En el libro de Abdías encontramos una profecía contra Edom, nación vecina de Israel que se les opuso en varias ocasiones. En esta profecía, el Señor declara Su venganza contra Edom: “Porque cercano está el día del Señor para todas las naciones. Como tú hiciste, así se hará contigo; tu galardón volverá sobre tu cabeza”. (Abdías 1:15)
Esta venganza no es un castigo arbitrario, sino una respuesta justa a las acciones de los edomitas. La Biblia enseña que Dios es justo y que no tolera el mal. La justicia divina es equilibrada, como está escrito en Proverbios 11:1: “El Señor aborrece las balanzas falsas, pero las pesas exactas le agradan”.
Sin embargo, la venganza del Señor no es solo un castigo. También se trata de justicia y liberación. En el Antiguo Testamento, la venganza de Dios era a menudo una respuesta a las oraciones de las personas que sufrían a manos de sus enemigos. En Isaías 61:2, el profeta habla de “el día de la venganza de nuestro Dios” como un día de liberación para los oprimidos.
Así podemos aprender que la justicia divina es siempre equilibrada y amorosa, y que la venganza del Señor es una respuesta justa y liberadora. Esto no significa que debamos desear la destrucción de nuestros enemigos, sino que podemos confiar en que Dios hará lo que es correcto y justo. Como está escrito en Romanos 12:19: “Amado, no busques venganza, sino que Dios se enoje, porque está escrito: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor”.
Podemos confiar en que Dios es justo y que Él hará lo correcto, incluso si la justicia a veces parece estar tomándose su tiempo. La venganza del Señor es una lección de que el mal nunca quedará sin castigo, pero que podemos confiar en la justicia divina para traer liberación y redención.
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